Primera mención y valoración del Corán por un Papa

Creado el 6 febrero 2014 por Jaume Flaquer

Jaume Flaquer. [Catalunya cristiana] Dos breves párrafos de la exhortación Evangelii gaudium (252-253) condensan varios elementos esenciales del diálogo con el islam según el papa Francisco. Hay dos grandes novedades respecto a otros documentos oficiales: la mención del Libro sagrado de los musulmanes y la petición «de ser acogidos y respetados en los países de tradición islámica».

Nunca antes se había formulado tan claramente una petición de reciprocidad en el trato de las minorías religiosas. Dice: «Ruego, imploro humildemente a estos países que den libertad a los cristianos para poder celebrar su culto y vivir su fe, teniendo en cuenta la libertad que los creyentes del islam disfrutan ¡en los países occidentales!» Igualmente, el Papa exhorta a los cristianos a «acoger con afecto y respeto a los inmigrantes del islam que llegan a nuestros países». El gesto de Francisco de ir a visitar a los náufragos de Lampedusa (8/07/2013) muestra bien que esta exhortación no es una palabra vacía.

Además, el Papa invita, desde el «afecto hacia los verdaderos creyentes del islam», «a evitar odiosas generalizaciones, porque el verdadero islam y una interpretación adecuada del Corán se oponen a toda violencia». Esta frase ha sido muy bien recibida por las autoridades islámicas. La gran mayoría de corrientes musulmanas identifican islam, paz y tolerancia, aunque esta tolerancia todavía está lejos de la libertad religiosa. Sin duda, desde los atentados del 11 de septiembre en Nueva York, el islam ha hecho un enorme esfuerzo por fundamentar un islam pacífico y deslegitimar todo tipo de acto terrorista. Estos intentos a menudo no llegan al lector occidental, pero es una preocupación muy viva entre ellos. En una famosa carta de 138 personalidades al Papa y a las cabezas de todas las Iglesias se decía hace unos años que el amor a Dios y el amor a los seres humanos es uno de los fundamentos de toda religión verdadera.

Este reconocimiento de que el verdadero islam y la adecuada interpretación del Corán se oponen a toda violencia no ha suscitado, sin embargo, el acuerdo de algunos islamólogos como el también jesuita Samir Khalil. Éste ha recordado, en un comentario a la exhortación, que el Corán refleja en muchos versículos las batallas en las que tuvo que participar el propio profeta del islam. No sólo es verdad esto, sino que el islam nace dentro de un movimiento mesiánico que aspiraba a la conquista de Jerusalén. Ahora bien, haríamos un flaco favor al islam si le negáramos la capacidad de reinterpretar sus textos fundacionales y su historia en parámetros similares a los de la legitimación de la «guerra justa» medieval o de la legítima defensa actual.

La otra gran novedad de la exhortación es la mención y valoración (al menos parcial) del Corán. Dice: «Los escritos sagrados del islam conservan parte de las enseñanzas cristianas». La meditada ausencia de toda referencia al Corán y a Muhammad
Primera mención y valoración del Corán por un Papa en la declaración
 Nostra aetate del Concilio Vaticano II suscitó decepción entre los musulmanes, a pesar del reconocimiento de los elementos inéditos que contenía esta declaración respecto a toda la tradición del Magisterio de la Iglesia. El papa Francisco da por primera vez el paso de reconocer verdad y bondad dentro de este libro sagrado. Francisco también enumera una pequeña lista de aspectos remarcables del islam. Escribe: «Jesucristo y María son objeto de profunda veneración, y es admirable ver cómo jóvenes y ancianos, mujeres y hombres del islam son
capaces de dedicar tiempo diariamente a la oración y a participar fielmente de sus ritos religiosos.» Además, reconoce que el islam no es una pura religión de cumplimiento cuando dice que «muchos de ellos tienen una profunda convicción de que la propia vida, en su totalidad, es de Dios y para Él». Más bien, al contrario, el Papa parece impresionado por la potencialidad totalizadora de la experiencia religiosa islámica.

Finalmente, no podía faltar en este Papa una mención al «compromiso ético» de los musulmanes y a su «misericordia hacia los más pobres».

El papa Francisco enmarca el diálogo con el islam dentro de un gran apartado sobre el «diálogo social como contribución a la paz», y éste, a la vez, está situado dentro del capítulo cuarto del documento que se titula La dimensión social de la evangelización. Esto significa que el Papa entiende aquí la evangelización en un sentido amplio, es decir, la transformación de la sociedad a partir de los valores evangélicos. Aquí se subrayan la prioridad del pobre, el trabajo por la unidad y la búsqueda de la paz. En este sentido, el diálogo interreligioso con el islam queda enmarcado dentro del mismo objetivo que había señalado el papa Benedicto XVI y que atraviesa casi todas sus declaraciones: trabajar por la paz en el mundo mediante el diálogo interreligioso. Ahora bien, el estilo carismático de
Francisco, su proximidad, y sus «aires del sur» han hecho que también el mundo musulmán haya acogido con entusiasmo esta primavera eclesial.

 

 

  

 

 

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